sábado, 12 de mayo de 2012

El discernimiento espiritual en los líderes o servidores cristianos II


El discernimiento adquirido y medios para alcanzarlo.

El discernimiento adquirido es un verdadero arte, el más difícil y provechoso de todos, que constituye una fuente de gracias para el que lo ejecuta y para el que los recibe.

Consiste en una habilidad especial para examinar los principios y los efectos de los diversos movimientos del alma, contrastándolas con las reglas que el Espíritu Santo nos da en las Sagradas Escrituras o a través de la tradición eclesial cristiana, a fin de dictaminar con las máximas garantías de acierto si estos movimientos vienen de Dios, del espíritu de las tinieblas o de los extravíos de la propia imaginación.

He aquí los principales medios de alcanzar ese divino arte:
a)  La oración
Es el más importante y fundamental. Aunque se trate de un arte que se puede ir adquiriendo poco a poco con el estudio y esfuerzo personal, todo resultará insuficiente sin la ayuda especial del Espíritu Santo
b)  El estudio
Es preciso penetrarse profundamente de los datos que nos proporciona la Sagrada Escritura, los santos Padres, los teólogos y maestros de la vida espiritual, sobre todo los que juntaron a la vez la ciencia y la experiencia.
c)  La experiencia propia
En el ejercicio de ese arte eminentemente práctico, la experiencia personal se impone con absoluta necesidad. La teoría sola no basta. Es imposible que un ciego dictamine con acierto acerca de la luz.
¿Cómo sabrá, un líder o servidor cristiano, distinguir las obras de Dios, llenas de luz, de las que provienen del espíritu de las tinieblas, si no esta acostumbrado a recibir la luz divina, que se infunde de ordinario en la oración y trato íntimo con Dios? ¿Cómo un ciego puede guiar u otro ciego?
d)  la remoción de los obstáculos
Hay que evitar sobre todo el espíritu de autosuficiencia, que impulsa a decidir por cuenta propia, sin consultar jamás a los sabios y experimentados. Dios suele negar sus gracias a estos espíritus soberbios; la humildad en cambio, atrae siempre las luces y bendiciones de lo alto.
El líder cristiano debe mantener cierto equilibrio de ánimo frente a las distintas situaciones y examinarlo todo con rectitud y sencillez. No juzgar nunca por razones humanas simplemente, sino por los dictámenes de la prudencia sobrenatural. Ni sea precipitado en la emisión de sus juicios, sino sométales a madura reflexión, aunque sin excesivas sutilezas. Tener absoluta confianza en Dios y en la protección de María,  Virgen prudentísima, que no dejara de ayudar si se procede en todo con rectitud de intención y espíritu sobrenatural.

Discernir entre los tres espíritus que mueven al alma

El discernimientode espíritus lo encontramos en San Ignacio de Loyola cuando explica el sentido de las palabras ejercicios espirituales: «todo modo de examinar la conciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mental, y de otras operaciones espirituales... Todo modo de preparar y disponer el ánima para quitar de sí todas las afecciones desordenadas y, después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina, en la disposición de su vida para la salud del ánima».
San Bernardo señala hasta seis espíritus diversos que pueden mover al hombre en sus operaciones: espíritu divino, angélico, diabólico, carnal, mundano y humano.
Pero estos se reducen a tres que fueron enseñados comúnmente por los maestros de la vida espiritual. Espíritu divino, diabólico y humano.

Para terminar, a manera de conclusión, citamos a Santo Tomas de Aquino quien nos lego un criterio de discernimiento fundamental: “Toda verdad, dígala quien la diga, viene del Espíritu Santo”.(San Ambrosio, Glossa a I Cor 12, 3.Santo Tomás de Aquino lo cita más de quince veces, p. e., en I Sent., d. 19, q. 5, a. 2, 5)


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